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Nuestro cuerpo no puede producir por sí mismo ácidos grasos esenciales, de ahí que deban adquirirse a través de la alimentación, dado que son muy importantes para nuestra salud general. La importancia de los ácidos grasos esenciales empieza en el propio vientre materno. Y será mejor que estos nutrientes nos acompañen toda la vida para el adecuado funcionamiento de nuestro organismo. Descubre en este artículo cómo los ácidos grasos esenciales Omega 3 son vitales para los niños y adolescentes.
En la familia de ácidos grasos esenciales, los más conocidos son los Omega 3 y, en concreto, el ácido docosahexaenoico (DHA) y el ácido eicosapentaenoico (EPA), ambos cruciales para la buena marcha del corazón, visión y cerebro. Para la población infantil y juvenil los ácidos DHA son especialmente importantes.
Así apoyan la salud infantil los ácidos grasos DHA
Los ácidos grasos esenciales DHA intervienen en favor de los niños y adolescentes desde varios ángulos, de acuerdo con la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA). Esto es lo que confirma este organismo asesor de la Unión Europea acerca de los beneficios del Omega 3.
Cuidado de la visión en los niños
La ingesta de ácido docosahexaenoico (DHA) contribuye al desarrollo visual normal de los bebés hasta los 12 meses de edad y del ojo del feto y de los lactantes. Al hilo de estas afirmaciones de la EFSA, observamos cómo el Omega 3 se convierte en un nutriente clave para la visión de los bebés.
Aliado de la salud cerebral de los niños
En la misma línea se pronuncia la EFSA al aseverar que la ingesta de ácidos grasos DHA contribuye al desarrollo cerebral normal del feto y de los lactantes. Tomar alimentos ricos en Omega 3, en este punto, se revela como una exigencia nutricional para las madres lactantes, pues ayuda al desarrollo del bebé desde múltiples perspectivas.
Omega 3, un impulso natural para la función cognitiva
Acabamos de ver que los ácidos grasos esenciales Omega 3 representan un robusto sostén para el cerebro, lo que significa que podrían ayudar a mejorar las habilidades cognitivas en la población infantil y adolescente. En la etapa escolar, la memoria y concentración son dos requisitos para completar cada curso con éxito, de ahí que los alimentos fuente de Omega 3, como los pescados azules, las semillas o las nueces deban figurar necesariamente en su plan de alimentación.
Además, según revelan algunos estudios, parece que el Omega 3 podría apoyar el tratamiento del TDAH (trastorno por déficit de atención e hiperactividad), afección que ocasiona dificultades en el proceso de aprendizaje de los menores y que afecta en España al 5-7 % de los niños y adolescentes.
Cada vez más los expertos consideran combinar suplementos de Omega 3 con el tratamiento pautado para minimizar los síntomas del TDAH gracias a sus propiedades para el funcionamiento normal del cerebro. Eso sí, siempre hay que asegurarse de que los complementos alimenticios sean aptos para menores de edad y ofrezcan una dosis apropiada para su etapa vital.